El basuring es un deporte practicado desde siempre por la humanidad, especialmente por los más jóvenes, que siempre han tenido en él una forma de sacarse unos eurillos.
Dicho deporte consiste en el lanzamiento de una bolsa de basura y conseguir colocarla dentro del contenedor, a modo de baloncesto.
Esto, que pudiera parecer una gilipollez, no lo es, puesto que se debe levantar la tapa y, sin sujetarla, lanzar la bolsa de basura sin que la tapa del contenedor haga un tapón a lo NBA requiere de técnica. Calcular la abertura precisa para que la tapa antes de caer deje tiempo suficiente para que colemos la bolsa exige amplios conocimientos matemáticos, así como físicos.
Otro aspecto a no despreciar es el tipo de cierre de la bolsa de basura. Un incorrecto cerrado puede provocar una apertura de la misma y, por tanto, un esparcimiento o revoleo de la basura contenida en la misma, entrando en contradicción con el espíritu de civismo que, en nuestros días, invade los pueblos y ciudades de nuestra querida piel de toro. Hay incluso maestros que hacen un tipo de cierre que permite ser aprovechado para la apertura de la tapa del contenedor sin mancharse de los malignos microbios que pueblan los contenedores de mi querida España, esta España mía, esta España nuestra...
Dentro del basuring hay diversas categorías, ordenadas según la distancia de lanzamiento. La distancia más corta es de 1 metro, apta para aquellos que se quieren iniciar en este bello y saludable deporte. Hay campeones que han llegado a la cumbre de su carrera lanzando desde los 5 metros.
Desde aquí, les pido su apoyo para que este bello y práctico deporte llegue a las próximas olimpiadas. (Me ahorraré el juego de palabras ya que ha tenido usted, amable lector, la paciencia de llegar hasta aquí)
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