Para al final no concretar nada.
Mañana de clases, madres y alumna. Tarde con más madres, y compañeros. Me he pasado medio día actualizando móviles con programas que luego no uso y amortizando la conexión a Internet. Una vez gastado el euro, hay que estirarlo como el chicle. No me entiendo en mi fiebre actualizadora. Mi síndrome de Diógenes tecnológico ya no me preocupa, lo mismo que mi adicción a Internet. Nos apañaremos como podamos.
Me siguen insistiendo en la estupidez. Creo que voy a ceder. A fin de cuentas, ¿qué mas da?
PD: Te echo de menos.
miércoles, 16 de marzo de 2011
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