Mis viernes tarde se dividen en dos tipos, a cual más relajante: viernes de conductor y viernes de chacha. Hoy ha tocado del segundo tipo.
Ataviado de mi fregona, de estreno para más señas, mi trapo para quitar el polvo y buena música, empiezo el proceso de limpieza. Primero quito el polvo. (Le ruego, amable lector, que no me malinterprete) Luego empiezo con el fregado. Salón, dormitorio, pasillos. Y, por último, y siempre lo mejor, el cuarto de baño.
Contrariamente a lo que pueda parecer, disfruto enormemente con la limpieza del baño. Especialmente si los sanitarios son blancos. No es por darme pisto, que perfectamente podría, pero dejo los cuartos de baño que durante los dos siguientes días a su limpieza al entrar se producen desgarros de retina de lo relucientes que se quedan. Es lo que tiene el frotar...
Y de postre, he hecho la lista de la compra para mañana.
Lo que se dice una tarde redonda.
viernes, 18 de marzo de 2011
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