Estaba allí, bordeando una esquina. En una postura incómoda, porque no era su postura natural. Además, tampoco era su sitio. En más de un sentido. Quería huir de donde estaba, pero casi sin quererlo, porque huir no era lo suyo, porque rendirse no era su estilo. Su cara reflejaba la amargura, la tristeza, pero no el resentimiento. Mientras en la selva cercana gritaban los animales, muchas cosas pasaban por su pensamiento. ¿Qué hacer?
Habrá que seguir adelante, habrá que seguir luchando. Vendrán mejores tiempos. Siempre se decía eso. Pero los buenos tiempos nunca venían. Cada vez eran peores.
¿Qué hacer cuando las cosas van mal? ¿Que hacer cuando los problemas se enquistan? ¿Qué hacer cuando no se tiene un punto de apoyo que levante el mundo? ¿Qué hacer cuando las ganas de luchar han desaparecido?
No te rindas. No les des esa satisfacción. No se lo merecen.
Dales, danos, la lección que solo tú conoces.
martes, 22 de marzo de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario