Mientras suenan canciones de fondo, que ahogan los ruidos de la naturaleza, el cansancio empieza a aparecer. Cuando estamos tan cerca de la meta siempre surge la misma pregunta, ¿qué hago yo aquí?
El camino casi se acaba y me doy cuenta de que lo realmente importante no es llegar, sino haber hecho el camino y que realmente nunca se va a acabar porque nunca se acaba de llegar a ningún sitio. Tantos viajes de fin de semana para salir de A y llegar a B y, al final, es todo un pequeño engaño.
Es en el camino donde surgen las preguntas, las confidencias, donde las almas se buscan y, a veces, sólo a veces, se encuentran. Es en el camino donde realmente se vive, se sueña, se ama. Es el camino lo realmente importante y el llegar es solo pensar hacia donde se va a seguir, tan solo una parada en nuestro recorrido.
El viento sopla suavemente en mis oídos, el agua juguetea entre las piedras y cae tranquila siguiendo su curso. El sol se encarama en mi espalda. Me paro y sus rayos juegan con los pelos de mi barba y siento que me acarician.
Como siempre, no deseo que el camino se acabe.
martes, 1 de marzo de 2011
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