El don de la oportunidad.
En ocasiones te encuentras tranquilamente haciendo cualquier cosa, o tienes planeado hacer algo, y se presenta alguien y te corta el rollo. Hay que hacer algo eminentemente urgente, con prioridad absoluta, con lo que no tienes más remedio que dejarlo.
O bien estás tranquilamente en casa, desarrollando cualquier tipo de actividad, y siempre viene alguien a ver qué haces o con cualquier urgencia, o te llaman de la telefónica para que te cambies o cualquier cosa de esas.
Y yo me pregunto, ¿no estoy yo tranquilamente aquí, sin molestar a nadie? ¿No tengo ya mi día planificado sin daños colaterales? Si te he dicho que te ayudaré mañana y a tí te da igual y no puedes hacerlo todo hoy y no puedes solo. Estate quieto, leches...
jueves, 21 de abril de 2011
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