Cuando vuelvo de mis gestiones, me encuentro con un amigo. Lleva prisa, pero me decido a acompañarle en su camino. Le planteo una duda que tengo y responde justamente lo que yo pensaba. Resentimiento. Lo sabía.
No tiene sentido que preguntes algo sabiendo que no te lo voy a dar. Así que lo que hay es herida. Me planteo las razones de mi no y descubro que soy bueno y tonto, aparte de estar como un queso, pues he bajado de los 70 kp. Le planteo a mi acompañante dejar de serlo, pero no me lo permite. "El mundo necesita gente buena" me dice.
Nos despedimos, pero nos queda pendiente una borrachera.
Y me sumerjo en mi camino a casa.
martes, 19 de abril de 2011
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