Hoy ha sido el día en el que me preguntaste lo que querías saber. Me has insistido. Te lo he dicho. Y te has quedado tranquila.
Has hecho una pregunta y no te la he sabido responder, porque no soy tu. Quizá algún día encuentres la solución, aunque ya no importe. Siempre es bueno conocer, aunque duela.
Pero, por segunda vez, no te he podido decir lo que yo siento. Las palabras se quieren quedar en mi pensamiento. Prefieren el desorden de mi cabeza a abandonar mi boca con el aire necesario para llegar a tus oídos.
Y es que no quiero apostar. Lo que ya tengo es mucho y perderlo sería una desgracia, una infamia, una ofensa. Tengo lo mejor de ti. Tu confianza, tu cariño, tu amistad. Demasiada suerte para un inmerecedor como yo.
domingo, 3 de abril de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario