Esto se acaba. Ya ha pasado la primera de las muchas despedidas que quedan, como subir una montaña y bajar para empezar la siguiente. Habrá que hacer una serie conmemorativa o algo, como para certificar que la cosa se acaba.
Como, por ejemplo, que en el tema inmobiliario hemos cambiado todo para que todo siga igual. La pila de pisos que me he visto con mi asesora inmobiliaria, pobretica mía que dijusto tiene que tener, para al final na de na. Es como cuando me quejaba de mi señora madre cuando iba al Cortinglés a ver cosas y no compraba nada. Y yo venga a ver pisos como si no costaran, algunos no costaban mucho, la verdad, para al final... (no finalizaré con la expresión castiza granadina por pudor, vayamos a pollas)
En resumen, retrasaremos un año la trascendental decisión, a ver si mientras la cosa se aclara y, de camino, los pisos deseados bajan un poco de precio, porque el señor está subido en la parra y de ahí no se baja. Y si no, pues de alquiler, que también se está muy a gusto. Aunque el sofá este es ligeramente infame. Pero es que la perfección no existe. O es tímida...
jueves, 2 de junio de 2011
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