Mientras me atraganto corrigiendo los últimos exámenes, en otra habitación comienza lo bueno, comienza el principio del fin. Toca ahora hacer números y decidir sobre el futuro de las criaturas que tenemos en nuestras manos.
Una compañera hizo una reflexión sobre el poder que tenemos, para lo bueno y para lo malo. Y me hizo pensar bastante sobre arbitrariedades que se pueden cometer y sobre las injusticias de las que somos responsables. Pero también sobre lo bueno que se puede hacer para con la materia prima con la que trabajamos.
La historia es acertar. O, al menos, intentarlo.
miércoles, 15 de junio de 2011
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