Paseaba tan tranquilamente por el pasillo de la segunda planta cuando una voz la llamaba con insistencia. Era Toñi.
- Benita, hija, menos mal que te encuentro. ¡Que se me ha faratado la tele! Es que no se qué he hecho. Y ahora va a salir ese presentador tan guapo de las noticias y me lo voy a perder...
- Bueno, tranquila, no te preocupes. Yo lo intento, pero tampoco te fíes de mí. Venga, dame el mando.
Benita manipuló el mando con ilusión, pero aquello no hacia nada.
- Quizá que sea el cacharrillo chico negro, toma el mando hija - dijo Toñi dando una pista.
Benita siguió apretando botones, pero aquello parecía no inmutarse. Cuando, de repente, apareció algo en la pantalla.
- A ver -leyó benita ajustándose las gafas- grabar... radio... menú... ajustes...
- ¡Dale a menú a ver si sale qué comemos hoy! Desde luego, hija, como adelantamos con la tedete esa que ya se puede ver lo que se come y todo. Claro, con tanto Internet, ¡Ay, quién fuera joven y entendiera todas esas cosas!
- No, Toñi, yo creo que eso del menú es otra cosa. De todas formas le voy a dar.
La pantalla se tiñó de azul y la tele preguntaba ahora más cosas, como un detective ávido de saber la verdad.
- ¡Huy! Pues esto yo no sé lo que es. Pone ajustes iniciales ¿Sí o no? Y que le de a la tecla verde. Benita estaba cada vez más liada
- Pues tú dale, a ver qué pasa - dijo Toñi con espíritu aventurero.
La pantalla volvió al negro inicial. La cosa empeoraba por momentos y el tiempo para el informativo se escurría entre los mandos de la tele.
- Bueno -dijo Benita con ánimo constructivo - vamos a darle otra vez a menú, que parece que salen cosas ahí. A ver, a ver... configuración inicial hemos dicho que no... a ver esto de programación automática. Voy a darle a ver.
Entonces la pantalla se llenó de números y letras. Una barra aparecía y desaparecía. Benita y Toñi se miraron sin decirse nada, respirando al unísono durante unos minutos. Y, al cabo del rato, todo volvió a la calma. El ídolo de Toñi apareció en pantalla dando las noticias como si tal cosa.
Las dos amigas se abrazaron. Y, juntas, vieron las noticias, que les parecieron menos malas que de costumbre.
martes, 12 de julio de 2011
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