Después de hablar con mi asesora bancaria, de la que estoy profundamente enamorado, he improvisado un paseo. La verdad es que no me apetecía mucho, pero en algo hay que gastar el tiempo.
El caso es que he revisitado uno de los lugares de mi niñez, preñado de recuerdos amables, de domingos de incienso y tapa en el bar.
Y, al volver a casa y sentarme delante del ordenador, me he preguntado por qué me ha visitado ese sentimiento de vacío.
Habrá que seguir revisitando.
PS: Nieve en la Sierra todavía. Unbelievable
jueves, 7 de julio de 2011
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