
Paso por otros lugares y busco recuerdos de personas imposibles de olvidar y vuelvo al mundo de los vivos, camino de la Alhambra otra vez.
Bajo por el aparcamiento, donde turistas un tanto despistados en turismos con matrículas remotas buscan un lugar a la sombra donde cobijarse. Sorteo a unas gitanas armadas con romero, aunque si me lo ofrecieran y me cogieran la mano para leerla quizá me lo regalaran y, apenadas me dieran incluso la recaudación del día. Me acerco a La Mimbre y veo que la Cuesta de los Chinos está cerrada también por arriba, pero al menos puede hacer una foto del puente que une los Palacios Nazaríes con el Generalife.

Busco la explanada del palacio de Carlos V. Una foránea mira con curiosidad un aspersor, que en un gesto de altivez la baña completamente. Nunca hay que fiarse de ellos.

Sigo mi recorrido por la sombra. Me sorprende una cascada


y llego a la explanada, donde un crisol de lenguas invaden mis oídos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario