Mientras Toñi intentaba entenderse con la recepcionista sobre los tintes de pelo, se cruzó Dulce por el hall. Al verla, Adela la llamó. Había una carta para ella.
Su tradicional cara de pocos amigos cambió por un momento. Una sonrisa se asomó por un instante a su boca. La cogió, dio las gracias y se fue corriendo a su habitación, olvidando el paseo que pensaba dar en soledad.
Al llegar a su cuarto abrió el sobre, apretó los papeles contra su pecho y se dispuso a leer lo que con letra un tanto insegura allí ponía.
miércoles, 13 de julio de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario